Debería narrar
las cosas del alma, pero me dieron la lengua.
Quería liberarme como místico a través del
poema,
hacerme un poeta-bomba en medio del zócalo
para matar a Lentejo Manda.
No, ya no tengo estas palabras acá.
No me basta reinventar al mundo:
este cuadro hinchado de pintura verde,
alumbrado de tintura de televisión,
de albahaca y nísperos, de pared de ladrillo,
de segmento urbano rumbo a Tepoztlán, ¡no me
basta!
Gritaré que tenemos la mala costumbre de ser
poetas,
de ser bombas y místicos drogadictos y poetas;
que no me siento mexicano, ni ruso, ni
ahuatepeño (a veces guayabo).
Ahí donde el gallo canta y yo no soy indígena,
ni güero, ni rojo
me han torturado desde que tengo su idea de
infancia acá en el pecho y no estalla.
No importa, damita, caballero, acá le va el
cuento:
Yo no soy poeta.
Soy el fuego, eso que revienta: tapu, ma, pam,
can, chán,
recio como parvada de guajolotes,
urgente de jazz y mota, escandaloso, oiga
nomás.
Yo tengo este fuete amarrado al brazo.
Reviento cráneos, despunto el alba,
tengo un arco devastador, detono rifles,
estallo cuerpos.
Las niñas vienen y me piden un
helado.
(Esa tarde yo ya no estaba ahí.
Los camiones de Atlixco se metieron al nirvana
y lejos se escuchaba una canción de Real de Catorce
“eras
tú o era el sol…”
y el cuarto era una lámpara de gas, lleno de
energía fluyendo.
“…o ese
rayo que emanó de ti”
Ella ardía como beso
de ginebra.
Su pecho era el
sonido de una cueva:
Mar y
silencio
….
Mar
y silencio
….)
Nunca más explotará mi pecho esa imagen de
mujer y cuarto.
Soy un hombreverso,
poeta-bomba, fundamentalista del verbo;
pero ríase, qué mis cuadernos ni qué ocho
fieras tristes.
Yo soy eso con lentitud de cuerpo devastado
por muertes y paranoias,
por desvarío de no ser Humano envuelto en
llamas,
quemando la receta de la vida exacta y
civilizada.
Después del asesinato de los silencios, quedó
un lugar con fuego.
Tenía un cuerpo y era niebla de luz, cueva sin
colores, casa de ciegos.
Miré dentro y nos quedó un universo carente de sentido.
Mira, mujer, te entrego el universo vacío.
Llénalo de tu risa.
Llénalo de este pecho; tu mi su nuestro amor
de todos.
Dile con tu boca “cuerpo” y haz una aurora
boreal.
Nombra “canto, ballenas, pasto” y gira, vuela
conmigo.
Trae de nuevo incendios
Quémame la boca Tómame
de la espaldaAarañazos dime que somos
lo que somos, esto que sentimos,
que nostamos divididos, questamos
vacíos Llámame humano, orquídea, cerdo, luz, fuego, verso, rama, poeta y dime que sentimos poesía aunque
lo llamemos miedo, dime que
poesía es el ansia; dime que subirse
al tren y desgajar al mundo, poco a poco para no quebrarse, es
poesía.
Llámame despacio Dame verde, jade, piedra, hueso Dame
luces, agua, truenos Dame tierra,
clávame la obsidiana, embriágame en Sake,
destiérrame de Estambul, aviéntame al Mar Rojo, grita mi
nombre en Tlayacapan, cállame en Tenochtitlan, sóplame desde Neza o Asunción,
en cualquier calle donde extrañar a los patas de Lima.
Hazme sentir que algún día estaremos más cerca Dime que aquello era una espera, que así el
universo aguarda a que le pongamos
nombre
Que nos deseaba el silencio
Y nómbrame
Trata de darle forma a esto
Dame un sentido
Dime
que
sigo
cuerdo