a Orlando
Como la tira de focos
sobre un pino con sus vacantes fundidos
Reventándose a tantos
años del primer espejo,
Reflejo veloz que
corres bajo la luna
Como si la montaña no
fuera La Mentira,
Calor incendiario de
los ojos
Recontradesorbitados de
tanta droga,
La droga como un
quejido hermoso: d e s p e d a z a n t e,
El ritual pacífico de
la droga,
La noche-tuerca que
desgrana al mundo
Como una rola de los
Floyd,
Para usted y para mi
amigo el furioso:
Una danza de psiquedelias,
la posibilidad de mil muertes en mil vidas distintas
A la paranoia!
-¡Salud!
A la ira!
-¡Salud!
A mujeres como melocotones
sobre los labios
Nuestras más profundas
canciones
Y berreos,
Nuestras más sinceras
escaramuzas de grifos locos,
De nocturnos vomitados
a soplo de mezcal, anís y hojarasca,
Y la noche como un canto
de sirenas entre dos espejos,
Como dos espejos dentro
de una caja,
Repitiéndose en mercurio
multiverso,
Tacto del diablo desnudo,
por la paranoia y por las visiones
De los ángeles
vagabundos que nadie corrió de ningún cielo,
Los no-desterrados,
Los habitantes celestes
con mochila al hombro,
Y
porque no hay casa,
Sólo calles donde los gatos
alucinados de noches furiosas como ciudades son mis camaradas,
Agito mi caja y escucho
tronar las voces de sirena,
Su agudeza recorta el
corazón,
Cartucho a la cámara,
¡Plomo revienta!
A la paranoia y a las
tendencias proféticas de algunos mortales,
En la conjura de las
ansiedades,
Por los vórtices que se
te cruzan a cada rato,
Al salbutamol que
lentamente nos traga el asqueroso músculo rojo,
Revienta, azogue
multiverso,
Toc, toc, toc:
Mujeres-melocotón navegan
entre espejos mientras duermo:
la
noche como un flato silencioso que se va...
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