1 jun 2014

Epígrafe - Diálogos del Lunazul

(epígrafe de Los perdedores)

—Ya no le alquilo a usted. Oí que perdió el trabajo por venderle drogas a los niños
—No, no, no fue así, mmmkey. Fue un mal entendido.
—Las drogas son narcóticos ilegales y como nunca las he usado puedo decir que no sirven para nada.
—Yo tampoco las he usado, se lo juro.
—Nunca las he usado y míreme: mire lo bien que estoy… Lárgate de mi propiedad antes de que pierda el control y te mate
—¡Oh!—desilusionado— Mmmkey
—¡Drogadicto!, ¡drogadicto!, ¡drogadicto!
Señor Mackey y su casero
(South Park 2x04)



Un largo epígrafe: Diálogos del Lunazul

Nunca te enamores de la muerte,
su lujuria de doncella,
su sevicia de perro,
su tacto de comadrona.

("McDonald’s"- Julián Herbert)


Sí, ¿y quién diseñó estas malditas sillas de cemento? Debió ser un estúpido servidor público que nunca tomó clases de diseño y desquita sus frustraciones con el trasero del público en general. De seguro ni siquiera...
¿Qué le sucede a ese sujeto? Es un pesado. Primero, hace calor; luego, hace frío; luego, las palomas caminan raro. No se calló un solo segundo. Digo: inténtalo, deja de quejarte. ¿Y sabes qué fue lo peor? No dejaba de rascarse...

(Malcolm el de en medio, 12x04)

a Parménides García Saldaña y Roberto Bolaño 


Lo que no me gustaba de él es que le encantaba contrariar a la gente.
—¡Ay sí! Era bien contreras, de todo la hacía de pedo, pero eso mismo me encantaba.
Sí, siempre defendía su postura con garra aunque fuera en contra de lo que pensaba.
Sí, y te hacía ver todos los lados de todo.
Claro; y era tan mujeriego... pero con su mente de niño grande.
Eso me molestaba mucho: era un berrinchudo y se quejaba de todo.
Sí es cierto, puras quejas todo el tiempo y no hacía nada.
Sí, nada, pero cómo me gustaba verlo con su cigarro.
Sí, las tardes como dunas celestes espolvoreando la ciudad, como él decía, y su bocanada.
Sí.

¿Recuerdas cuando le desmadró el automóvil a Agustín?
Sí, por una vieja, ¿no? Se la quería coger.
No, ya se la había cogido, pero mucho antes. Él le presentó al Agus.
¡Aaaah! Y, si era su amigo, ¿por qué la hacía de pedo? O... a lo mejor... pues... es que eso no se le hace a los amigos.
No, pero aguanta, él no se la quería coger, te digo, ya lo había hecho, sólo no soportaba que estuviera con otro. Hasta había pasado un tiempo y salía con otra.
—¡Ah!, pero era un hijo de puta, ¿no? Las quería todas para él. Siempre perdió por eso.
Pues sí, y a los hombres también. Era bicolor el güey. Pero a ella la molestaba con el celular toda la madrugada para decirle que la amaba, que no podía vivir sin ella, que Agustín y él eran amigos, pero que chingara su madre todo, que sus almas se encontrarían de alguna forma.
Chale, pues qué volado el vato, ¿de qué dices que murió?
Una bronquitis.

Pero ya sabes lo que dicen, mana, que una nomás no puede criticar ni a sus padres ni a sus maestros. Y, lo que sea de cada quien, ese niño era un maestro. La verdá, la verdá, la hacía de emoción como una de mujer, pero era un amor y con él aprendí mucho.
Sí te entiendo, amiga. También para mí fue un maestro. Me enseñó de todo.
¡Ay sí!, bien padre; pero más en las malas de la vida, hasta cuando no se le paraba.
Siempre te enseñaba algo, amiga, y leía rebonito. Cómo me gustaba su voz, aunque ya sabes también  eso otro que dicen: los verdaderos maestros no van a la escuela ni son los que hacen las revoluciones, ni dejan nada nuevo y, aunque todos quisieran quererlos, nadie los quiere.
Sí, mana, así merito era él. Nomás se pasaba los días tediosos como lunas celestes ¿o cómo decía?

Así que murió de una operación de hemorroides mal cuidada.
Eso dicen, pero uno ya ni cree. Así como era de panchero, le han de ver dado una putiza y lo han de ver botado por ahí.
Sí, además, así como están las cosas en su tierra, a lo mejor le dieron un levantón, amaneció colgado o lo destazaron los narcos.
O peor: lo apañaron los milicos o los cerdos y le dejaron caer toda la del plomo.
O está en el bote...
No, ese cabrón ya está muerto.

—¡Ay, sí! a mí me chocaba su voz. Gritaba y leía poesía como si estuviera vendiendo algo en el metro; además, siempre parecía que quería llamar la atención con su voz aguardentosa.
¿En serio, mujer? A mí, al contrario, me parecía que todos leían como si fueran vendedores en un tiempo en que él era el único vendedor real, que no intentaba machacarle la poesía en la cara a la gente.
¿Ah, no?
No, él sí les ofertaba un producto cotidiano pero se los daba hecho poesía.

Vamos a culear morras”, me dijo un día, “Mucho Estados Unidos pagado por mis papás y yo sólo quiero morirme de una pulmonía, aquí o donde sea”.
¿Pulmonía? Y parece que le atinó. Era chileno, ¿no?
No, cuál chileno, era de acá, guerrerense, de Acapulco.
No seas güey, era chilango o jarocho.
¿No de Orizaba? 
—¡Ash!, ya me confundieron.

¿Alguna vez miraste las aguas celestes como dunas espolvoreando la ciudad en una estampa de cielo gris?
Nunca

¿Por qué tu boca ya no sabe a hoteles de México, a rambla de Barcelona, a chicha peruana?
Nunca

¿Por qué tus ojos de princesa urbana yacen en esta Colonia Obrera, Belinda? Tu nombre como una soga en el cuello de la playera.
Nunca

No te adornes en silencios más nítidos que el cielo, no te adornes de prístinos mensajes de ultratumba, de masajes en lengua de cristal reventándose al contacto con tu cara, en carreteras incendiadas hacia Cuernavaca, no te adornes en las imponderables calles de la Ciudad de México.
Nunca

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25 may 2014

Introducción - Hacia mi vómito de lo que comí de lo que salió de la tierra que sembraron donde fue a dar la caca de todo lo que ingerí antes, o contra los editores (o no)

(Introducción a Los perdedores)

Una vez más me di un rol por editores y, como casi siempre, descubrí que, o bien todos son unos culeros, o lo que hago definitivamente –para ellos, no para mí– es una total mierda. Por supuesto que sé lo razonable que esto último suena, así que dejaré de hacerme chaquetas mentales y exprimiré –sin albur, no vomiten– la red y mis conocimientos basiquísimos en Word 2010 pirata para poner mis textos a rodar. Y he aquí que probablemente lleguen a este chingado texto por una cibercampaña en Facebook con una página que consiga “likes” por puro intercambio de clicks en una página tipo PTC, ¿O no le hacen así mis queridos editores con sus casas de cultura, invadiéndolo todo con campañas publicitarias? ¿Y no es así como me llegaron cientos y cientos de correos spam del Instituto de Cultura de Morelos por una vez que envié mis datos a concursar? (Institución desaparecida, por cierto, y suplida por otra que dejó de dar apoyo a escritores vía PECDA). He aquí que si eres el lector no. 02, si sólo hay un “me gusta”, no te agüites, te sabrás pionero en la revolución que, ya tras tu lectura, se agota. Porque no vayamos a ponernos a hacer manifiestos editoriales súperarchirevolucionarios de ésos que dices, ay, we; asústame, romántico, te declaras antiparanoico, hiperanarco, ciberprotestante musulmán judío zapoteca de extrema izquierda en tu blog, lo sabía, lo sabía: he aquí el cambio radical. Ahora sé que soy un mierda, ególatra y divertidísimo, arrevolucionario, con pose de quien hace algo y pura pielecita muerta por encima roza al aire. Descubrí que mis talones están desproporcionados y por eso soy un pésimo escritor. He descubierto semen que salía del ojo de una libélula, como numen enlatado de Paz y Pacheco y la gloria de ser uno de la UNAM. Desglosé mierda que, como dice el Kaki de Malviviendo, si se moldea, se puede hacer una figurilla. Así que no chinguen, maníacos súpermovidos de la tierra. Como decía Pessoa, el mundo no es para culeros como yo, aunque tengan razón. El mundo es de ustedes, mágicos cuyo nombre es inefable pero cuya boca no responde sobre los libros de colegas ¿no alegaban ser hipermodernos de 20 años, no éramos otro pedo? Qué tal un, “lo siento, carnal, no nos gustó”, como hablan en persona, pibes, ¡pardiez! “No quedó, wey, chido, ni pedo”. O con la formalidad que su seriedad de editores (jajaja) exige: “Lamentamos responderle que hemos examinado su… y no…”. Pero regularmente no responden. Y he aquí que el centro chocolatoso de esta calabaza ha brotado. Jode que te jode verde que te digan, maricamente, porque eso es ser marica, puto, a la Molotov: pusilánime (porque puto, puto, ése sí soy, ja, ja, ja) “creo que no gustó” y sólo porque ya llevas un año preguntando sobre el texto que ellos mismos, los colegas, sugirieron que enviaras. Lo bueno es que todos nacieron cagando una imprenta, el conocimiento avanzado de InDesign  y El Talento del mundo. Tengo amigos editores que aplauden textos y jamás les dan un espacio de edición. Y he aquí, una vez más, que estoy de quejumbres al borde del despilfarro de mentadas y putazos. Sólo me queda, a manera de prólogo, este otro de mis engendros ineditables, ingustables, inalabables como los RKHQFJBRFLKHDRFFVLKDFV de los amigos editores, con sus manifiestos y sus tremendísimas revoluciones estéticas y formales, su archinovedad bíblica. Enhorabuena, mi Juan Andrés Herrera, sin rocín, he aquí tu primer gran plagio, vomitado, online. Maestro José Coronel Urtecho –usted sabe que al maestro de maestros, por mamón, no se le menciona, pero es el argentino que todos conocemos–, Poesía todo, Nicaragua, poesía todo, todo, todo, y me despido con un porrín, que me encendieron los ratones sicarios, en este año de nuestro señor Peña 2000, de mil y novecientos veinticin-
co.













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23 may 2014

XVI Premio Universitario de Poesía "Décima Muerte" 2013 - "Canción de Ananda"


Recientemente, entré a quirófano por segunda ocasión. En diversos sentidos, esto te da pa' abajo, pero también el hospital es uno de esos lares donde espabilas o espabilas. Tienes demasiado tiempo fuera de tu convención de uso habitual de éste (así caigas un solo día)..

     Salí con intención de acelerar ciertas lecturas, ya que, por salud, abandoné una vez más el semestre; con intenciones de escribir mucho sobre un poema que me ha dado revueltas en el cráneo; de fumarme un toque moderadamente -claro está-; y de reponerme porque necesito regresar a trabajar. Este aspecto, el económico, era el más urgente de cubrir. Sin embargo, a la semana de mi reposo, recibí varias llamadas de un número del D.F.. Personalmente, no quería saber más de La Ciudad, ni de CU por ahora. Aquél no era un teléfono de mis amigos; además, por estar yo en reposo, o en roaming mi teléfono, no alcancé a contestar o no entraron algunas de las llamadas más que como aviso. Por fin, un día contesté y era para informarme de que salí premiado en el Décimo Sexto Concurso Universitario de Poesía "Décima muerte". 

     Este premio se enmarca en los festejos de la Megaofrenda del Día de Muertos en CU y lo entrega la DGACU (Dirección General de Atención a la Comunidad Universitaria) de la UNAM, junto con el de Fotografía "Muerte Instantánea", de Cuento "Letras muertas", de Arte Postal "Post-Scriptum", de Crónica "Tiempo Muerto" y de Entrevista de Hijos a Padres "¿Cómo se pasa la muerte?". Aunque me emocioné demasiado, mi tendencia era no acudir a la premiación, tanto por la cirugía como por esa solemnidad en torno a la poesía, las premiaciones y las universidades, pero, en fin, el día 21 de Mayo viajé de nuevo a la Ciudad Universitaria con mucho cuidado y acompañado de mis padres. Como no informaban vía telefónica del lugar obtenido, por fin me enteré de mi primer lugar.

     No puedo más que decir ¡Muchas Gracias!: a quienes definitivamente no vienen a este blog a leerme, a los únicos 2 ó 3 que eventualmente entran, a mis compas y mi familia, que, a pesar de tener cosas que hacer, siempre me regalan un hueco para escucharme o leerme cuando les paso un impreso. Sobre todo, a los Tajo y la Revista Ombligo que han dado un espacio a mi obra y me la mentaron cuando fue necesario. El dinero cayó como anillo al dedo. En mi apatía, pensaba sólo en esto y me fastidiaba en cierta forma la idea de una premiación... pero salí más emocionado que nunca y entendí que eso es, más bien, lo que no olvidaré porque el premio, como sea, se irá en corto. ¡Salud!



http://www.tucomunidad.unam.mx/act_2014/premia_ofrenda_13.html

Canción de Ananda

Cómo me cantarías sino muerto
Gilberto Owen

a Alejandra Pizarnick, Gabriela Mistral y Concha Urquiza

Ananda juega con un cuchillo sobre la hamaca,
descansa como un puño de gas al filo del universo.
Lentamente flota en un oscuro inmemorial
como el lomo de los montes de mi pueblo
o el jugo que corre sobre las calles mexicanas
de Roberto Bolaño, nunca bien ponderadas.

Ananda bifurca su lengua y recorre
con las dos puntas su cara de arriba a
abajo, de abajo a un lado, de un lado
a la espalda. Ananda quiere bailar
como en los fotogramas de los treintas
a acuchillar el aire y rebanarle destellos
de luna a los ojos de algún mortal.

En el alféizar parece que cae la luna
como una película surrealista
y Ananda sabe que está perdiendo la cabeza
en la entrada del cielo donde llueven,
pedacito a pedacito, jugosos
retazos del Dios muerto,
manjares para vomitar las vueltas en la tierra.
No quisiera alterar su imagen,
pero debe cortar los cabellos
para que no coman el cerebro
negro como una bilis antigua.
Ananda se retuerce y vomita
sobre el suelo un polvo verde más ligero
que el aire, aspira fuerte y regresa a su hamaca.

Ananda juega con un cuchillo,
mira por la ventana, quiere bajar a la calle
pero tiembla al pensar en salir, se levanta,
cuchillo en mano, y ataca
el reflejo de cristal en la ventana abierta.
Punza al aire la muñeca dislocada.
Ananda, luz de papel envuelto en llamas,
humo de muertos, ir y venir de la ansiedad
por los brazos y las arterias,
¿dónde se esconde otra Ananda en tu cabeza?

Tum, tum, tum, un gong en off adentro.
Vamos a rechinar los cocteles químicos de tus orejas.
Muérdete las manos,
desdóblalas en tres, en cuatro;
yo te conjuro con la fuerza de los caballos asustados
y de las ráfagas celestes.

Ananda en una mueca mira al mundo como una fiera.
Gira, gira, el espejo adentro de su cabeza,
Ananda-puma
Ananda-piedra
Ananda-nunca
Ruido de toros furiosos sobre la arena,
soles como dunas violentas sobre Iguala.

Ananda en un cuchillo mira arder los muertos
de la mañana, del sueño tenebroso
de volver a abrir los ojos y juega
a no querer aceptar el frío en el pecho,
la quemazón del estómago a la garganta,
la mano desconocida que a media calle llama
y no, no es un sueño, es un asalto,
un mal recuerdo, una palabra que ha caído
atrás de ti y que alcanza a susurrarte
su última vibración, su mínimo rasgo,
tu glotis muerta, tu emperrada oclusión
que la ha dejado callarse como un beso en francés,redondo,
cual rebanada de cuchillo en mexicano,

                                       filoso hasta la punta.




J. Andrés Herrera

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28 abr 2014

fragmentos...

Por perderte, dejarte sola y ciega
Como estrella trabada
En refugios del cuerpo
Reventándose las almas pequeñas
En los cuartos milenarios
Las derrotas colgadas de estos ojos
Como aretes, los labios
Para siempre partidos,
Embarrada la máscara de espasmos
Que se secan como grietas
Por no hacer de ti más que una derrota
Con el ruido mal hecho
La garganta rota, la
Voz sin fuerza quejándose el ansia
Con el ritmo olvidado en
Un mar seco de sales y comida
Sigues siendo como un verso de Lope
Piel adentro, una hernia,
Voz abierta en tono azul,
Raspadura que carcome
Todo y quema/ canto que nunca cierra...

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16 abr 2014

Grandísimos relatos de mi vida - #2 Locos & Rucas in Retro

Primer encuentro: 2001, Cuernavaca.

¡Chino! Saca otra chela, carnal

Aún en la primaria, en una unidad militar, un amiguito se puso los discos de su hermano cuando fuimos a jugar el histórico FIFA 98 para Play Station®. Teníamos como once años y aquello, el Salón Victoria con su ...in retro, me sonó bien raro, como rock con trompetas, como rock que mamá llamaba locote mezclado con cumbias. Qué chafa y atractivo.

    Años después, 2005, plena secundaria, farol y verguero, Skacerote de hueso colorado, junto a la pandilla que sigue hoy conmigo, los Salón se llevaron mi alma en el Auditorio Teopanzolco de Cuernavaca con su disco ...del '73. 

    Sin más que decir, Locos & rucas in retro (México, 1999; Ruecas, como pensaba que decía), se volvió un álbum para toda la vida. Uno de ésos que te molestan de tanto escuchar o porque definitivamente el Ska fue pa' la secun, pero un día cualquiera te levantas con ganas de escucharlo, con ese tonito moviéndote los pies, con esa pinche Salomé que no se olvida: "negrita, ésta es tu-tu fiesta/ sabes bien que lo tengo y lo tengo pa' ti/ sabes bien que lo tengo puesto (¡RI-CO!), y lo tengo pa' ti"; y tienes la certeza de que nunca faltará ya en tu vida. 

    Si algo caracterizó a Salón fue la búsqueda de un sonido "retro" y "latino", del llamado latin-ska o world beat, tipo cabaret ochentero. Algo así como el Soundtrack de una peli de ficheras que se hubiera planeado bajo LSD y dirigido por Ripstein, pero tampoco podemos olvidar sus temas populares (el huevón Mamambo y su contraparte de la chinga inagotable y mal remunerada en un Tumbao Fregao; el amor bohemio de Media noche y de Ciudades sin guerra; la urbe noctámbula, su arte callejero, boicoteando las pinches fiestas -metáfora del andar cotidiano frente al "sistema"- con Mil coyotes marihuanos, con Satanás swing, con O.S.S o con La noche estaba puesta y una insaciable reinvención del lenguaje un poco ñera, un poco chicana. Por supuesto, también es constante la invitación a la fiesta, al desapego sin olvidar a Allende, a la contemplación en el bailongo y por eso Wacha, carnal:

Negocio turbio

Muchacha de mi vida,
Mi vida tan jodida,
Escucha mi plegaria
S.V.

Éramos una jauría hambrienta
Anhelábamos carnavales en el Central Park
Con esos bailes de Guerrero,
O el Gügüence en la Eiffel,
La noche estaba puesta y caía
Una rumba de ruecas
Que deletreaban mi nombre
Y un abismo al que le lanzaban piedritas
Y le decían futuro.

¿Se le rasca?, pregunté.
La democracia es otro sueño, dijeron.

En el abismo flotaban canoas
Con una marca especial de paseos oníricos

Como una parvada, mil coyotes marihuanos
Alunaron desierto adentro
Recordando sin temor sus rencores,
Ni las pestañas contadas al caer,
Ni su voz de astro:
Sólo yo no soy La Mujer

Mil coyotes bailando en comuna
Buscábamos la purificación de los cuerpos
Policiales, les gritamos
¡Pinche
policía
asqueroso
déjanos tajear!

Escapando al morbo del acumulo,
Nos abucheaban en las calles
Se la pasan durmiendo, se van para la fiesta,
Regresan pa’ dormir, se paran pa’ la fiesta,

Pero no nos arrepentimos de nada,
Aunque estemos muriendo.

Salió un saltamontes de una botella de caña
A las dos de la madrugada
Túnel adentro
El agua resonaba más allá de Tenochtitlan
¡Alerta el arrabal!
Un fuego diurno nos abrasó a las 12 de la noche.

Esto parece un film de Allen, dijeron.
Las 300 noches de los Mil coyotes marihuanos,
Sugirió alguien como un título.

Los otro novecientos noventa y nueve
Reprobamos con mentadas.

Tiene ponzoña, dijo alguien,
Y le clavaron una daga a mi vecino en el pecho.

Queríamos que aquella ciudad no fuera
Una guerra de amantes necios,
De sonidos en revueltas,
De versos danzantes,

Pero la ciudad nos sorprendió tras el sol,
Desorbitada y paranoica.

Al otro lado de la tierra,
Otros comenzaban la fiesta:
¡Pero suénale, mi hermano!

Nosotros bajamos el volumen

Y nos fuimos a dormir.

-

Locos y rucas in retro . Salón Victoria (1999)

¡Pero suénale, mi hermano!: