5 dic 2013

El primer día

Te llamarás Úrsula
como la areola donde naufraga la humedad de mi boca.
Damaris Caballero

Y no habré oído nunca lo que nadie me dijo:
Tu nombre, poesía.
Gilberto Owen

R, erré, una y otra vez girando y girando
Tras el baile de las rodillas flexionadas
Que viene desde Jamaica.
Y como ahí, como en mares
Azucarados por la dulzura del gueto,
Y como ahí, en el Jam-Rock
De los barrios que han olvidado
La pobreza que siempre es de los otros,
A paso de un buen reggae, porque es cierto
Que nosotros no tenemos nada
Pero tenemos Ska y tenemos Sound system,
Y porque es cierto que ahí no existe más que tu presencia,
Porque no necesito dinero en llamas
Ni jaulas de metal protectoras,
Justo ahí, y con baile, repetiré tu nombre
Mónica
Una y otra vez te cantaré con estos dedos
Porque no tengo ningún talento
Para girar este truco como dicen los Pixies,
Pero puedo susurrarte o gritar
Desde cualquier lado porque tengo una voz
Como un niño
Que está perdido en un desierto de oscuridades,
Porque tengo una voz que ha construido
Los lugares más recónditos de la tierra
Para hallarte una y otra vez,
Luego del vacío, luego del viaje
De la no-luz, luego de cansarse,
Por accidente, en los no-lugares,
Porque tengo una voz de suicida infantil
Aquí mero, morena, aquí mero te espero
Con tu camión desde Neza
Y repetiré tu nombre como un cliché de los poemas
Para que mis compañeros de noche ladren:

Qué cabrón, qué violento, qué poesía de repeticiones,
Duda las estructuras sociales y los tiempos
Y las corrientes postpornográficas del mañana.

Aunque sepamos que en el vicio
Eso es pura falacia.
Colocaré una bandera, territorio conquistado
En infinita blancura suplantada,
En tierra muerta de Eliot,
En bosques olvidados de Tepoztlán,
Te llamarás Mónica con redobles
De símbolos de otras culturas,
De otros numerales, con cuarenta signos
Te llamarás Mónica una y otra vez y nunca
Hallarás significante concreto
Porque tu nombre es incontenible
Como la Banda Astilleros.

Llegas como un eco,
Grito de la montaña invertida por el fuego,
La ciudad de ninguna tiniebla y ninguna luz,
Para empotrarte en la cima más alta
De las nonadas de los nonatos:
Mónica, Mónica, Mónica,
Kaboom, explosión de manga,
De orquídeas, de ambient,
De nieve de menta con chocolate,
De rock deshilachado en las televisiones,
Siempre tendré que marcharme de estos lugares,
Siempre tendré la garganta rotota y la memoria reseca
Como un nido que las lagartijas se tragaron,
Mil hojas muertas cayendo al mismo tiempo en el momento en que inhalo otro relato y después:
Otro silencio,
Otro infinito andar de desiertos,
Para no cansarme de repetir tu nombre a la ausencia
Y a otros asesinos melancólicos en las esquinas,
Recorreré el mundo y pondré una huella
Sobre el dios de la guerra: las metralletas pasaron de moda
¡Vivan las cumbias colombianas de México
Y los ballenatos de mi amigo el diablo!
Pasarán dos, tres cuartos, de cáscara de vida acumulada,
Olvidado y perecido mente adentro tu sueño
Susurrarás en mi boca:
Inmortal, desposeído, apoeta, indiablable, descreído
Sin vida, mi vida, altar ciego, traigo una vela,
Incendia tu desperdicio de ideas chuecas,
Tenemos un espacio iluminado sólo para nosotros.
Temblaré, amor, susurraré amor, y ya no podré repetir tu nombre
Porque ya nada importará entre el silencio,
Y no habrá ganas de nombrarlo nada,
Y habrá acaecido el primer día de mi por fin nombrada suerte.

http://revistaombligo.com/2013/12/04/el-primer-dia/

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